Abril 2003 Boletín
de noticias No. 65 “¡¡¡Es
verdad, el Señor ha resucitado, Aleluya!” (Lc 24:34), Está vivo -
Aleluya!!!” “La Cruz
preguntó: ¿porqué permite Dios que el mal y el pecado claven la
Justicia a la cruz? La Resurrección contestó: ‘Para que el pecado,
habiendo hecho lo peor, pueda agotarse y ser así vencido por el Amor
que es más fuerte que ambos el pecado y la muerte.’
“Así la lección
que la Pascua nos enseña que el poder del mal y del caos de
cualquier momento puede ser vencido y conquistado, porque la base
de nuestra esperanza no está en el poder humano sino en el Poder de
Dios, que le hado al mal de esta tierra su herida
mortal—un sepulcro abierto, una tumba vacía.” “Y ahora por
una bella paradoja de Amor Divino, Dios hace que Su Cruz sea el mismo
medio de nuestra salvación. Lo matamos; lo clavamos allí; Lo
crucificamos; pero el Amor en Su Corazón eterno no quiso ser vencido.
Él quiso darnos la misma vida que matamos; darnos el mismo
alimento que destruímos; alimentarnos con el mismo Pan que sepultamos,
y la misma Sangre que hicimos brotar. Él hizo de nuestro crimen
una falta feliz; Él convirtió una Crucifixión en una Redención;
una Consagración en una Comunión; una muere en vida eterna.” “Dios nos dio dos
armas: rodillas y manos. Rodillas—para pasar una hora al día en
reparación por los pecados. Si comenzamos una petición nacional
de una hora al día de oración continua ante el Santísimo
Sacramento. . . . ¿Cuántos de ustedes contestarán?” (Citas
de los escritos del Arzobispo Fulton J. Sheen). “La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad de culto eucarístico.
Jesús nos espera en este sacramento de amor. Seamos generosos con
nuestro tiempo cuando vamos a encontrarnos con Él en adoración y
contemplación que esté llena de fe y dispuesta para hacer
reparación por las graves faltas y crímenes del mundo Que no
cese nunca nuestra adoración” (Papa
Juan Pablo II, Dominicae Cenae, Capítulo
I, Sección 2). “La medida de la vitalidad de la Iglesia, la medida de su apertura
interior, se reflejará en el hecho que sus puertas permanecen
abiertas, precisamente porque es una iglesia donde siempre hay oración
continua. La
Eucaristía y la comunidad que la celebra será completa en la medida
en que nos preparemos en silenciosa oración ante la presencia del Señor
y nos convirtamos en personas que quieren comunicarse con la verdad.
La Eucaristía significa: Dios ha respondido. La Eucaristía es Dios
como respuesta, como una presencia que responde . . . .
Es por esto que, en el reino de la Adoración Eucarística,
la oración alcanza un nivel totalmente nuevo; solamente ahora
envuelve a ambos participantes, y solamente ahora es algo serio. Lo
que es más, no sólo involucra los dos participantes sino que también
ahora es completamente universal: Cuando rezamos en la presencia de
la Eucaristía, nunca estamos solos. Toda la Iglesia que celebra
la Eucaristía ora con nosotros. En esta oración ya no estamos
ante un Dios en el que hemos pensado, sino ante un Dios que se ha dado
verdaderamente a nosotros; ante un Dios que se ha hecho a si mismo
comunión para nosotros, quien nos
libra así de nuestras limitaciones a través de la comunión y nos
lleva a la Resurrección. Esta es la oración que debemos buscar de
nuevo” de Il Dio Vicino (An Intimate God), Cardenal
Joseph Ratzinger. Resurrección deNuestro Señor, La Pascua, Domingo - Abril 20 “Jesús resucitado es ‘nuestra esperanza’ (1 Tim 1:1). Y esta nuestra
esperanza está literalmente incorporada a su humanidad glorificada en
la Eucaristía, la cual es el memorial viviente de su muerte y su
resurrección’ [Vaticano II: Presbyterorium Ordinis, 5] “La Fe nos
asegura que es el mismo Salvador resucitado quien ahora ofrece
sacramentalmene su sacrificio de vida por nosotros una y otra vez en
la Misa, quien se ofrece a si mismo por nosotros en Comunión como el
pan de vida, y quien ofrece su perpetua presencia para que lo
adoremos” (María y la Eucaristía, Fr. Richard Foley,
S.J.). Fiesta de la Misericordia, Segundo Domingo de Pascua-Abril 27 “La humanidad no tendrá paz hasta que no vuelva a nosotros con
confianza en Mi misericordia..” “Hoy traigo Mi misercordia a todas las personas del mundo entero. No quiero
castigar a una humanidad adolorida, sino que deseo curarla acercándola
a Mi Corazón Misericordioso.” “Para ella habito en el tabernáculo
como Rey de Misericordia.” “Adoren en el Santísimo Sacramento Mi
Corazón lleno de misericordia.” “Yo deseo que tenga lugar la
Adoración... por la intención de implorar Misericordia para el mundo.”
(Palabras de Jesús a Santa María Faustina, según aparecen en su
Diario, 300,1588, 367, & 1070) A través de la Adoración Eucarística
Perpetua Jesús desencadena Sus rayos de sanación sobre nosotros,
nuestras familias y el mundo entero. Jesús pidió que la Fiesta de
la Misericordia fuera celebrada en el segundo Domingo de Pascua. ¡Este
glorioso día ilumina la
gran Misericordia de Dios, que Él manifiesta en la Sagrada Eucaristía!
(De nuestro nuevo planfleto A-1 “La Eucaristía & la Divina
Misericordia”). Ven. Gianna Beretta Molla, Esposa, Madre, Doctora en Medicina
(1922-1962), Italia-Abril 28 La Venerable Gianna era médico, esposa, madre y mártir. Pertenecía a
una numerosa familia con padres devotos. Desde la edad de 5 años,
cuando se le permitió recibir su Primera Comunión, Gianna asistía a
Misa diariamente. Ala edad de 12 años se involucró en el movimiento de
Acción Católica en Italia, cuyo eje central era la devoción Eucarística.
Recibiendo y adorando al Santísimo Sacramento, la Ven. Gianna se
sintió llamada a cuidar de los pobres, los enfermos y los abandonados,
así como a ayudar en la evangelización de los jóvenes, a los cuales hablaba de la pureza. Gianna era una santa doctora
con un gran amor por Jesús, por María y los niños. Cuando
Gianna estaba en cinta con su cuarto hijo tuvo tumores fibrosos en los
ovarios y su Doctor quería terminar el embarazo. Gianna se opuso, dando
la vida a su bebé aún por nacer. Gianna dió a luz a una hija
saludable, y murió poco después. San Pío V, Papa (m. 1572), Italia-Abril 30 Cuando distintas fuerzas trataron de destruir el Cristianismo en Europa,
in la Batalla de Lepanto, el Papa Pío V dió instrucciones a todas las
Iglesias que tuvieran la Devoción de las Cuarenta Horas (Adoración) y
rezaran el Rosario. ¡Fueron victoriosas, y la fe católica se salvó y
fue preservada mediante la
oración ante Nuestro Señor en la Sagrada Eucaristía y la intercesión
de Nuestra Santísima Madre! ¡Deseamos a todos y cada uno de ustedes una Gloriosa Estación Pascual!
¡Aleluya! Proclamen al mundo que Jesús ha resucitado, Aleluya!
Gracias por sus generosas donaciones que ayudan a traer misericordia a
nuestro mundo mediante la Adoración Eucarística Perpetua! M.B.S.,
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