“Santísima Virgen, Aurora de los tiempos nuevos, ayúdanos a buscar con fe en la historia del pasado y el año que comienza. Estrella del tercer milenio, guía nuestros pasos hacia Cristo, que vive ‘ayer, hoy, y por siempre’ y concédele a la humanidad, que avanza con temblor hacia el nuevo milenio, más y más fraternidad y solidaridad” (Papa Juan Pablo II, homilía de la Epifanía, enero 6, 2001). Oremos que Nuestra Señora. Estrella de la Evangelización, guíe a la humanidad hacia su Hijo Eucarístico en Comunión y Adoración en este nuevo año.
 

San John Neumann sintió una tremenda devoción por Jesús en la Sagrada Eucaristía. Teniendo conocimiento, por experiencia personal, del gran valor de esta ‘Devoción de Devociones’, deseaba intensamente ayudar a los otros a orar ante Jesús en el Santísimo Sacramento expuesto en la custodia. Debido a este ardiente sueño de llevar a los demás a adorar a Jesús, San Juan Newmann quería instituir la Devoción de las Cuarenta Horas cuando llegó a los Estados Unidos. Esta devoción había empezado desde hacía siglos en Europa.

Esta idea de adorar a Jesús en el Santísismo Sacramento y la Devoción de las Cuarenta Horas encontraron gran oposición y numerosas objeciones de todo tipo. Ya en en aquel entonces había habido en su Diócesis de Filadefia  hostilidad y violencia hacia los católicos. Una noche, estando casi a punto de abandonar su sueño, San John Neumann, estando totalmente exhausto, se quedó dormido en su escritorio mientras escribía. Poco tiempo después lo despertó el olor de humo. Una vela encendida se había caído, provocando un fuego. Ante su vista yacían los residuos carbonizados de sus papeles. Solamente una carta quedaba sin quemarse, ¡la carta que había escrito sobre la Devoción de las Cuarenta Horas! Cuando se arrodilló para dar gracias a Dios por haberlo librado del incendio, una voz parecía decirle “Así como las llamas están ardiendo aquí sin consumir o dañar lo escrito, igualmente derramaré Mi gracia en el Santísimo Sacramento sin que haya perjuicio de Mi honor. Por lo tanto, no temas la profanación y no vaciles más en llevar a cabo tus designios para Mi gloria.

El resto es historia. En 1853 el Obispo John Newmann comenzó la Devoción de las Cuarenta Horas en la festividad de Corpus Christi (El Cuerpo de Cristo) en la Iglesia de San Felipe Neri, el santo que comenzó la Devoción de las Cuarenta Horas en Roma. Se implementó de manera que tendría lugar en las iglesias durante todo el año. La Devoción de las Cuarenta Horas fue para San John Newmann la forma de asegurar que su rebaño permacería arraigado en la fuente y  cumbre de la fe católica, Jesús en el Santísimo Sacramento. Los fieles vinieron en gentíos para adorar a nuestro Señor expuesto en la custodia, y otras diócesis enseguida siguieron su ejemplo, empezando la adoración del Santísimo Sacramento. ¡Hoy en día, para honor  y gloria de Dios, y la ayuda de nuestra pobre humanidad, la adoración del Santísimo Sacramento continúa llevándose a cabo con entusiasmo en los Estados Unidos y en muchos países del mundo.! Roguemos a San John Newman que interceda para que la Adoración Eucarística Perpetua siga extendiénse por todas las diócesis y parroquias en este nuevo milenio.
 

“¡Cuánto te quiero, Oh Jesús mío! Deseo amarte con todo mi corazón; sin embargo, no te amo lo suficiente...Sólo tengo un deseo, de estar cerca de ti en el Santísimo Sacramento. Tú eres el dulce esposo de mi alma. Mi Jesús, mi amor, mi todo, con gusto padecería hambre, sed, calor y  frío, si pudiera permanecer siempre contigo en el Santísimo Sacramento...”
 

En los Estados Unidos tenemos la bendición de tener más de 1,100 capillas de Adoración Eucarística Perpetua. Por favor, sean generosos con sus donaciones mensuales, libres de impuestos, para que podamos continuar nuestra misión de evangelización Eucarística. Oren para que Jesús sea amado a través de la AEP en todos los países y la Iglesia del mundo entero.
 

                                                  ¡Comience la Adoración Eucarística Perpetua en su parroquia hoy!