San José: Adorador perpetuo
San Pedro Julián Eymard
Aparte
de la Santísima Virgen, San José fue el primero y más
perfecto adorador de Nuestro Señor.
¡De
qué manera tan grande glorificó al Verbo Encarnado la adoración
de María y José ofrecida en reparación por la indiferencia
e ingratitud de Sus criaturas!
San
José se unió a María en adoración y se unió
a Cristo, Cuyo corazón se desbordó en sentimientos de adoración,
amor y alabanza al Padre, y de caridad hacia los hombres.
La
adoración de San José avanzó al paso de cada etapa
de la vida de Nuestro Señor, con la gracia, el espíritu y
la virtud de cada misterio. En la Encarnación adoró la auto-aniquilación
del Hijo de Dios; en Belén, la pobreza; en Nazaret, el silencio,
la aparente debilidad, la obediencia, y todas las otras virtudes de Cristo.
Él las conocía bien y comprendía claramente la razón
por la cual Cristo las practicaba - por el amor y la gloria de Su Padre
Celestial.
Fe,
humildad, pureza, y amor-estas eran la clave de su adoración. Ningún
santo vibró con una fe más ardiente o demostró una
humildad más profunda; ningún ángel brilló
con mayor pureza; y en cuanto a su amor, ningún santo ni ángel
se ha acercado, o se acercará jamás al nivel de la ardiente
caridad expresada tan plenamente por su devoción.
Debido
al poder de su fe, la mente y el corazón de José se inclinaban
en perfecta adoración. Imitad
su fe cuando se arrodillan ante el humilde Cristo aniquilado en la Eucaristía.
Perforen el velo que cubre esta hoguera de amor y adoren al Dios allí
oculto. Al mismo tiempo respeten el velo de amor e inmolen sus mentes y
sus corazones en nombre del más bello homenaje de fe.
Entre
las gracias que Jesús otorgó a Su padre adoptivo-y Él
lo colmó con las gracias correspondientes a cada uno de Sus misterios-
está ésa que es especial para un adorador del Santísimo
Sacramento. Ésa es la que tenemos que pedir a San José. Tengan
confianza, confíen firmemente en él. Tómenlo
como patrón y modelo de sus vidas de adoración.
Mediante
la íntima unión con este santo adorador yo aprenderé
a adorar a nuestro Señor y a vivir en intimidad con Él. De
esa forma,yo seré el José de la Eucaristía así
como él fue el José de Nazaret. (S. Pedro Julián
Eymard)
San
José le rindió un culto a Jesús que ningún
otro santo le ha rendido.
De su alma profunda y serena salía un verdadero océano de
amor-el más tierno, el más humilde, un amor que no se atreve
a equipararse al amor del Padre, sin embargo atreviéndose a ser
como ha sido el de María, igual a los amores unidos del Padre y
del Espíritu, siendo ella conjuntamente Madre y Esposa. Ningún
ángel puede amar a Jesus como José debe haberlo amado. Ningún
amor temporal sino el de María, podría ser más como
un amor eterno que el amor de José por el Niño, debido a
su semejanza con el amor del eterno Padre. (P. Faber)
San
José sirvió al Verbo Eterno con perfecta fidelidad. Piensa
en la fe viva que inspiró su ininterrumpida contemplación
de la Divinidad del Cristo Niño, piensa en el amor y la fe con que
él adoró a su Dios oculto en este pequeño Niño
que él sostenía entre sus brazos y llevaba siempre con el
respeto debido a Dios. Y cuando el Niño había crecido un
poco, fíjate como José sigue atentamente cada uno de Sus
movimientos, Sus gestos, Sus acciones, y sus trabajos. (San Bernardino)
"Al
hablar de la Madre de Nuestro Salvador, habíamos incluído
a su augusto y casto esposo; porque lo que Dios ha unido nunca se debe
separar. Cerca de la Sagrada Hostia, como si fuera, en el halo luminoso
que la rodea, aparece este amado padre, este gran patriarca de la Nueva
Alianza. Esta es la función en que queremos que lo consideren hoy
en día, teniendo en cuenta al mismo tiempo el espíritu y
el lema de nuestro escudo--¡El Santísimo Sacramento
y San José, He aquí nuestra esperanza en estos tiempos peligrosos!
“En
la antiguedad el Patriarca José almacenó alimentos, no solamente
para si mismo sino para todos. (Gén.42): San José recibió
el pan de vida bajado del cielo y lo guardó, para sí mismo
y para el mundo entero.” (San Bernardo) “En
el Sacrificio Eucarístico la Iglesia venera la memoria de María,
la siempre virgen Virgen Madre de Dios, y la memoria de San José,
porque él dió como alimento a los fieles a Aquel que deben
comer como el pan de vida eterna.” (Papa Juan Pablo II) Por favor,
San José, ora para que se extienda por toda la Iglesia Universal
la Adoración Eucarística Perpetua. Comuníquese
con nosotros para designarle un Misionero, y obtener copias de este panfleto Misioneros del Santísimo Sacramento Sus generosas
donaciones mensuales hacen posible que podamos traer adoradores a Jesús.
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