Mayo 2000Boletín
de noticias No.30
Nuestra Señora
del Santísimo Sacramento
Día de
Fiesta, Mayo 13
La
pena más grande jamás sentida fue la pena de María
al ver a Jesús crucificado.
El mayor gozo jamás experimentado
sería el gozo de María al ver a Jesúsglorificado
en el mismo lugar donde ella había estado en pie llorando.
Nadie
quiere ver a Jesús más amado y adorado que Su Madre María, que
al pie de la cruz lo vió tan rechazado.
Su sufrimiento
en la cruz nos muestra un corazón roto de tanto amar-- sin que se
le devuelva ese amor--- igual que la Pasión de Cristo es Su dolor
al verse tan poco amado y tan poco deseado.
“No tenemos
rey”, gritaba la gente mientras que cruelmente se burlaban de Él
doblando la rodilla para adorarlo.
¿Qué
mejor lugar para tener Adoración Perpetua que en este lugar de máxima
humillación donde los hombres lo destronaron en un acto vergonzosamente
amargo? ¿Qué mejor lugar en la tierra para proclamarlo Rey,
para darle la gloria merecida por Su nombre?
En
vez de un letrero sobre Su cabeza, que tenía por escrito el cargo
contra Él, diciendo que Su Reino era inaceptable- seremos un letrero
viviente declarando su Presencia, su Poder, y su Reinado.
En el Santísimo
Sacramento Cristo no está ya coronado de espinas, sino lo que es
mucho peor, con indiferencia, ya que frecuentemente se le ignora y se le
trata como si no estuviera presente allí. Sin embargo, Él
está allí realmente y nos espera a cada uno de nosotros con
los brazos abiertos, repitiendo su súplica de siempre: “¿No
podéis velar una hora conmigo?” (Mt. 26:40)
Donde una
vez el Padre aparentemente lo abandonó, ahora lo rodea afanosamente
al atraer a todos hacia Él. Porque únicamente a través
de la Adoración Eucarística Perpetua es que Le damos el honor
que merece y la gloria debida a Su Nombre, cuando con nuestra gratitud
y nuestro amor exclamamos:¡ “Oh Rey de las Naciones, quién
se atrevería a negarte la gloria o el honor que se deben a Tu nombre.
Porque sólo Tú eres santo, y todas las naciones vendrán
y se postrarán ante Ti ” (Apoc. 15:4)
Al ser
testigos de la Luz cambiaremos la hora de la terrible oscuridad, la hora
de la traición universal en un radiante testimonio ante el mundo.
Por nuestro
bien Él abrió los brazos en la cruz. Por nuestro bien nosotros
acogemos su amor cuando en cada Hora Santa de oración en Su Presencia
decimos: “Digno es el Cordero degollado de recibir incesante Adoración
por todo lo que ha hecho por nuestra salvación.” (Apoc. 5:12)
Cuando
proclamamos a Jesús como Rey, dándole la gloria debida a
Su nombre, Él lo reclamará en Su Reino. Entonces no habrá
más pena, ni llanto, ni dolor, ya que Dios enjugará todas
las lágrimas de nuestros ojos, porque ya no habrá más
lágrimas de María.
Si el odio del hombre hacia Jesús fue la causa
del abundante derramamiento de lágrimas de María , ahora
solamente el incesante amor del hombre a través de la Adoración
Eucarística Perpetua será la causa del eterno deleite de
su Madre.
Así
como el odio del hombre hacia Jesús quebrantó el corazón
de María, como la tierra cuando se rajó,el amordel hombre
por Jesús en el Santísimo Sacramento reparará Su Corazón
quebrantado, cambiandode ese modo el dolor de su madre por una alegría
inexpresable.
Entonces
la creación misma, junto con María, cesará toda de
llorar y padecer, regocijándose, por el contrario, con ella en la
creación por Jesús de un nuevo cielo y una nueva tierra.
En su gozo insuperable de ser amado por el hombre, Él cumplirá
Su promesa : “Mira que hago un mundo nuevo.” (Apoc. 2l:5).
Registración
Misioneros del Santísimo Sacramento, 2000. Todos los derechos reservados.
“Además,
en el Calvario, los hombres se convirtieron en sus hijos; ella los amó
con toda la ternura de una madre, y deseó su supremo bien tanto
como el suyo propio. Por eso es que ella ansiaba tanto ver a
Jesús en el Santísimo Sacramento conocido por todos, para
encender todos los corazones en Su Amor, para verlos a todos dedicados
y suscritos a Su amante servicio, para agruparlos en una Guardia de HonorEucarística,
en una corte de fieles y devotos adoradores. Para obtener esa gracia, María
llevó a cabo una misión perpetua de oración y
penitencia en la presencia de la Santísima y Adorable Eucaristía,
pidiendo la salvación de un mundo redimido por la Divina Sangre,
y en su ilimitado fervor, incluyendo las necesidades de los fieles de todos
los tiempos y lugares que participarán por siempre en la herencia
de la Divina Eucaristía.” (San Pedro Julián Eymard)
Cuando
Nuestra Señora se les apareció a los niños en Fátima,
el 13 de mayo de 1917, les pidió que dijeran con ella la siguiente
oración: “¡Oh, Santísima Trinidad, yo Te adoro!
Dios mío, Dios mío, yo Te amo en el Santísimo Sacramento!”
Debido a la intercesión de María hay Adoración
Perpetua en Fátima hoy en día.
Por
favor oren por la intercesión de Nuestra Señora del Santísimo
Sacramento para que la Adoración Eucarística Perpetua pueda
comenzar en su parroquia y extenderse por todo el mundo.
Comuníquense
con nosotros para asignarle un Misionero y para obtener información
y materiales para empezar la Adoración Eucarística Perpetua:
Misioneros del Santísimo Sacramento
PO Box 1701, Plattsburgh, NY 12901
Tel.: (518)561-8193 Fax: (518)566-7103
E-mail: info@acfp2000.com
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