"¡Digno es el Cordero Sacrificado de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor y la gloria y alabanza!"
Jesús ha elegido la forma del pan para venir hacia nosotros porque el pan está hecho de trigo. El trigo es golpeado, roto y aplastado antes de hacerse pan. Jesús estuvo dispuesto a ser azotado en la columna, a que su Corazón se rompiera y que las humillaciones lo aplastaran para así llegar a ser "el Pan de Vida que bajó del cielo."
La pregunta hoy día es la siguiente: "¿Adoramos a Quien recibimos en nuestro corazón en la Santa Comunión?" La manera más clara, específica e inequívoca por medio de la cual Cristo consistente y repetidamente ruega al mundo que lo adoren es apreciando el don que nos dejó de su presencia total entre nosotros en el Santísimo Sacramento. ¿Estamos dispuestos a hacerle compañía, en oración, a El quien está por nosotros real, verdadera, física, corporal y personalmente presente en el Santísimo Sacramento? Su súplica a sus apóstoles es la que nos hace a nosotros hoy día: "¿No puedes hacerme compañía por una hora?" Sus palabras a Santa Margarita María son aún más válidas hoy día: "Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y que es en cambio tan poco amado . . . Tengo sed, pero sed tan ardiente de ser amado de los hombres en este sacramento de mi amor."
Cuando una persona ama a otra, se quiere estar con la persona a quien se ama. Eso es verdad de todo tipo de relación sobre la que uno pueda pensar: una madre y su bebé recién nacido, un padre y su hijo, dos amigos, los enamorados , el esposo y la esposa. El amor desea estar junto al objeto de su amor. Esto nos ayuda a comprender el gran misterio de nuestra fe. Jesús dijo:
"No os dejaré huérfanos, mirad estaré
siempre con vosotros aún hasta el fin del mundo." La manera que
E1 ha elegido para estar, vivir y quedarse con nosotros es por medio del
Santísimo Sacramento. E1 Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Cristo habitan entre nosotros siete días a la semana y veinticuatro
horas por día.
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Lleno de gracia y verdad
En el momento más eminente del Segundo Concilio
Vaticano, el Papa Pablo VI escribió la profética encílica
Mysterium Fidei. En la encíclica el Papa declara que la Eucaristía
permanece en nuestra iglesia como "el centro espiritual" de la parroquia.
El Papa nos dice que todos debemos comprender "la incomparable digludad’
que la divina Eucaristía confiere al pueblo Cristiano. Proclama
también que "Cristo es verdaderamente el Emanuel, es decir, "Dios
está con nosotros’." Día y noche El está en medio
de nosotros. El reintegra la moralidad, alimenta las virtudes, consuela
a los afligidos, da fuerza a los débiles. El propone su propio ejemplo
a aquellos que se allegan a El para que así aprendan a ser como
El, apacibles y humildes de corazón no buscando sus propios intereses
sino las cosas de Dios. Por tanto, todos aquellos que se acercan a este
augusto Sacramento con especial devoción y tratan de corresponder
con generoso amor al infinito amor de Cristo, experimentan y comprenden
en su totalidad, no sin gran alegría y ganancia espiritual, lo preciosa
que es la vida escondida con Cristo en Dios y el gran valor de la conversación
con Cristo, porque no hay nada que dé más consolación
en la tierra, nada más eficaz para avanzar por el camino de la santidad.
El Papa Pablo dice que escribió esta encíclica "para que la esperanza, fruto del Concilio, de que una nueva era de piedad Eucarística llenara toda la Iglesia — no fuera frustada por difusión de las semillas de falsas opiniones." El Papa abiertamente expresó su "seria preocupación pastoral y ansiedad" sobre estas falsas opiniones que disminuían la devoción y la fe en la Santa Eucaristía y exhortó a los Obispos y Sacerdotes a promover incansablemente la devoción al Santísimo Sacramento para que una nueva era de piedad Eucarística llenara toda la Iglesia.
Por cualquier razón esto no se ha hecho. Aquellos que creen en la adoración Eucarística se han mantenido callados pero los no creyentes han estado muy activos. El resultado ha sido desastroso. Casi todos están al tanto de que la adoración Eucarística ha declinado en el período de los últimos veinte años.
Nuestro Señor nos continúa llamando por medio de su Vicario en la tierra, el Papa Juan Pablo II. En su carta "Sobre el misterio y culto de la Eucaristía", el Santo Padre escribió el 24 de febrero de 1980:
"El fomento e intensidad del culto Eucarístic
o son pruebas de aquella auténtica renovación en que el Concilio
fijó su meta y del cual son su punto central. Y esto, mis queridos
y venerables hermanos, merece una reflección separada. La Iglesia
y el mundo tienen una gran necesidad del culto Eucarístico. Jesús
nos espera en este sacramento de amor. Seamos generosos con nuestro tiempo
al ir a encontrarlo en la adoración y en la contemplación,
llenos de fe y listos para hacer reparación por las grandes faltas
y crímenes del mundo. Que nuestra adoración nunca cese."
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La vida de nuestras almas
Nuevamente, en su Encíclica Redemptor Hominis
el Papa nos dice: "Verdaderamente, la Eucaristía es el sacramento
inefable. Nos exhorta diciéndonos que nuestra "obligación
esencial" en la vida es la de perseverar y avanzar constantemente en la
vida y la devoción Eucarística y la de crecer espiritualmente
en el ambiente de la Eucaristía." El Papa llama a todos los miembros
de la Iglesia a estar "alerta de que este sacramento de amor sea el centro
de la vida del Pueblo de Dios, para que a través de todas las manifestaciones
que su culto merece, se le devuelva a Cristo amor por amor y verdaderamente
llegue a ser la vida de nuestras almas."
Las palabras del Santo Padre fueron puestas en acción al empezar el 2 de diciembre de 1981 la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Desde el 2 de diciembre se ha mantenido sin interrupción la adoración perpetua en la pequeña capilla de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Esto debiera dar una tremenda luz de inspiración tanto a todos los sacerdotes como a los laicos. En su oración de apertura, "Permanece con nosotros, oh Señor," el Papa pide con urgencia a todas las parroquias que empiecen la adoración perpetua.
La adoración perpetua del Santísimo Sacramento es hacer a Jesús el "centro" de la vida del Pueblo de Dios como el Santo Padre nos ha exhortado. Desde que el Papa empezó la adoración perpetua el 2 de diciembre de 1981, muchas parroquias han empezado a hacerlo en sus propias iglesias. Hay solamente 1ó8 horas en una semana. La gran mayoría de las parroquias tiene dos, tres, cuatro, cinco o seis veces más gente que las horas de una semana. Si Sólo la mitad, la tercera parte o la cuarta parte de los feligreses están dispuestos a hacerle compañía al Señor una hora por semana, entonces la adoración perpetua del Santísimo Sacramento se puede establecer fácilmente.
La ventaja práctica de la adoración perpetua
es que tiene 1ó8 horas disponibles cada semana. Esto hace que sea
muy fácil para cualquiera elegir una hora de la semana para visitar
al Santísimo Sacramento. Cuando el Santísimo Sacramento está
acompañado todas estas horas les da a otros la oportunidad de venir
a visitarlo. Cuando la gente sabe que tiene la oportunidad de visitar al
Santísimo a cualquier hora del día, es increíble el
número que responde a esta llamada de amor.
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Sanar al desolado
Todos experimentan hoy día la profunda necesidad
de la oración personal. La responsabilidad de ser un cristiano fiel
se está haciendo cada vez más difícil en un mundo
que no es cristiano. A aquellos que están demasiado agobiados y
encuentran la vida difícil, Jesús les dice: "Ven a mí,"
y "yo les daré descanso." Este deseo de oración aumenta con
las muchas pruebas y aflicciones que muchos encuentran en la vida familiar
o en el mundo de los negocios. Jesús está con nosotros en
el Santísimo Sacramento para llevar a cabo su misión de "sanar
al desolado."
Sin embargo, ¿cómo podemos acercarnos
a El cuando casi todas nuestras iglesias cató1icas están
bajo llave? ¿Cómo entonces El va a "restaurar la moralidad,"
"consolar al aflijido," "alimentar la virtud" y "dar fuerza al débil"
cuando le hemos separado tan efectivamente de la gente haciendo casi una
imposibilidad que alguien lo venga a visitar en el Santísimo Sacramento?
Hace 2,000 años los apóstoles hicieron lo mismo con Jesús.
Los niños querían visitar y acercarse al Señor. Los
apóstoles trataron de "proteger" a Cristo y les dijeron a los niños
que se fueran. Fue ésta una de las pocas veces en el evangelio en
que el Señor aparece enojado. Les dijo a los apóstoles: "Dejad
a los niños y no los estorbéis de que vengan a mí,
porque de los que son como ellos es el reino de los cielos" (Mateo 19:13-15).
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Un cuarto en la posada
Muchos sacerdotes admirables a través de todo
el país han encontrado maneras de hacer a Nuestro Señor en
el Santísimo Sacramento disponible a la gente, aún cuando
deban cerrar las puertas de la iglesia por razones de seguridad. Algunos
de estos sacerdotes han construido una capilla para el Santísimo
Sacramento en el edificio de la iglesia sin por eso dejar de cerrarla.
Esto se puede hacer convirtiendo el baptisterio a la entrada de la iglesia,
o la sacristía en una capilla para el Santísimo Sacramento.
Otros sacerdotes han convertido un cuarto pequeño, ya sea en el
presbiterio o en el convento, en una pequeña capilla para la adoración
perpetua construyendo una puerta privada por la cual se puede entrar. Así
las personas pueden entrar a visitar al Santísimo Sacramento sin
molestar a nadie en el convento o el presbiterio. Donde existe la buena
voluntad también se encuentra un cuarto en la posada donde poner
al Santísimo Sacramento de modo que todos los que lo desean puedan
acercarse para adorarlo. Un sacerdote de Rosenburg, Texas, llegó
hasta el punto de construir una nueva capilla cuando no pudo encontrar
un lugar adecuado para ofrecer la adoración perpetua. ¡Que
Dios lo bendiga mil veces! Se gasta tanto dinero para hacer muchas cosas
en una parroquia, que es una tragedia que no se encuentren los medios para
tener un pequeño lugar donde el Pueblo de Dios pueda reunirse para
adorarlo y recibir de El el "agua de la vida" de sus gracias y su amor.
María Magdalena abrió un jarro de alabastro para dar honor
y alabanza al Señor (Marcos 14:3-ó). Muchos de los que estaban
con ella no pensaron que Jesús fuera digno de ello porque se empezaron
a quejar llamándolo un "derroche extravagante."
El Papa Pablo invitó a todas las iglesias a tener una capilla para el Santísimo Sacramento porque comprendió intuitivamente los problemas que vendrían. Eso es lo que los documentos del Concilio II recomiendan en su decreto sobre la sagrada liturgia. y eso fue hecho gracias a la insistencia del mismo Papa Pablo de que no se le quitara nada a la devoción al Santísimo Sacramento, sino al contrario, que se ayudara a realizar una "nueva era de piedad Eucarística poniendo al Señor a la disposición de su pueblo.
Un sacerdote debe ser como San Juan Bautista quien nos guió hacia el Cordero de Dios. En sus enseñanzas Eucarísticas Jesús nos dice que El es la vid y que nosotros somos las ramas. Nos dice que "separados de la vid" no podemos hacer nada, pero los que se quedan unidos a El, darán "mucho fruto" (Juan 15:19-22).
Hay una relación directa entre la declinación en la adoración Eucarística durante los últimos 20 años, y la excesiva baja en las vocaciones sacerdotales y la asistencia a la iglesia. Los laicos, tanto como los sacerdotes deben unirse y encontrar la respuesta a todos los problemas de la iglesia y de la sociedad en Jesús presente en el Santísimo Sacramento. Del Cordero surge el río, transparente como cristal, el cual provee la cura y la medicina para todas las naciones (Apoc. 22:1-3). E1 Cordero en el trono nos va a guiar y conducir hacia las fuentes del agua de la vida (Apoc. 7:17). Ia lampara es el Cordero cuya luz echa fuera la oscuridad (Apoc. 21:22-24). Aquellos en autoridad luchan con el Cordero, pero el Cordero es victorioso porque El es "Señor de todos los señores y Rey de todos los reyes." (Apoc. 17:14.)
La guerra contra el Cordero es la terrible indiferencia que existe hacia Jesús en el Santísimo Sacramento. Sus amigos, que creen en El, pero que no responden a su llamada de ser amado por todos en el Santísimo Sacramento hacen más daño que aquellos que no creen en El y que abiertamente critican la adoración Eucarística.
Hay una gran diferencia entre una "fe intelectual"
y una "fe vivida." El sacerdote que viene frente a Nuestro Señor
en el Santísimo Sacramento lo "conoce" personalmente con una fe
vivida. Y conocerlo es amarlo y querer que todos lo amen tambien. Un sacerdote
que hace todos los días una hora santa es uno que quiere que Jesús
sea adorado perpetuamente en el Santísimo Sacramento.
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Nunca dejarlo solo
El objeto de este artículo es hacer una llamada
a todos aquellos sacerdotes y seglares que "conocen" a Nuestro Señor
en el Santísimo Sacramento y quieren proclamarlo como Señor
de todos los señores y Rey de todos los reyes por medio de la adoración
perpetua del Santísimo Sacramento.
Lo que yo hago y otros sacerdotes pueden hacer, es explicar en todas las misas los beneficios espirituales que se reciben pasando una hora de oración callada y personal en la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento. Después de la homilía a cada uno de los presentes se le hace una invitación. Aquellos que están dispuestos a pasar una hora con el Señor en el Santísimo Sacramento firman su nombre y escriben el número de algún teléfono en donde se les pueda localizar.
Debido a la fe del Pueblo de Dios y a la necesidad que tienen de la oración, muchos son los que se ofrecen para particpar en la adoración perpetua. La invitación incluye también una petición para formar un comité telefónico para ayudar a organizar el horario, de modo que cada hora alguien esté con Jesús para que nunca se le deje solo. Una reunión se lleva a efecto en la parroquia para enseñarles cómo organizar la adoración perpetua de modo que su funcionamiento sea efectivo y dure por muchos años.
Algunos sacerdotes creen que sólo unos pocos van a estar interesados porque han visto que no son muchos los que vienen a la adoración Eucarística del primer viernes del mes. Por alguna razón, los feligreses responden mejor a la adoración perpetua que a la devoción del primer viernes del mes. Quizá una razón práctica sea que una persona puede elegir cualquier hora de la semana que le convenga. Otra razón es que la adoración perpetua hace una llamada a nuestra fe. La adoración perpetua es una manifestación auténtica de nuestra creencia en la Presencia Real de Jesús en el Santísimo Sacramento, es decir, pone nuestra fe en acción. Esta forma ideal de dar testimonio de nuestra fe ejerce una atracción en mucha gente que se da cuenta de que vive en un mundo falso, superficial e hipócrita. Cuando un sacerdote les of rece la oportunidad de la adoración perpetua a los feligreses, éstos se dan cuenta de la importancia de la Real Presencia del Señor y de lo serio que es responder a la llamada de amor de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Mucha gente toma la decisión de ir o no ir a la devoción del primer viernes del mes. Si nosotros verdaderamente creyéramos que Jesús está en el Santísimo Sacramento, entonces pondríamos al Señor a la disposición del Pueblo de Dios mucho más que una vez al mes. El mensaje escuchado solo una vez al mes es demasiado débil para tocar el corazón de aquellos que no tienen una fe profunda.
La adoración perpetua es vivir el mensaje que dió Nuestro Señor el último día del festival cuando nos dijo, "Si alguien tiene sed, que venga a mí" (Juan 7:37-38).
El Cordero es digno de una adoración continua
(Apoc. 5:12). Día y noche sin pausa, El recibe honor, gloria y alabanza.
En otras palabras, Jesús se merece todo esto — nuestra continua
adoración y reconocimiento.
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Crimen y terrorismo
Algunos piensan que es peligroso tener adoración
a media noche. Nunca nadie ha sido herido cuando salía o entraba
a la adoración Eucarística. En la Basí1ica del Sacre
Coeur en París ha habido adoración perpetua por más
de 100 años y nunca se ha reportado un incidente. San Juan Neumann
comenzó sus 40 horas de adoración como confrontación
al crimen y al terrorismo. Por medio del poder de la adoración Eucarística
el terrorismo desapareció. Muchos sacerdotes han reportado que los
crímenes en sus barrios han disminuido desde que se empezó
la adoración perpetua en sus parroquias. Un párroco del centro
no ha tenido ni un caso de vandalismo desde hace dos años. Antes
de la adoración perpetua los crímenes eran cosa de todos
los días. Hace poco un sacerdote en Guatemala solicitó la
adoración perpetua. Su inspiración para tener adoración
perpetua fue la iglesia de San Marcos. La iglesia de San Marcos tenía
la adoración perpetua y ningún sacerdote ni feligrés
había sido herido durante la terrible guerra que ocurrió
ahí. En cuatro de las parroquias de los alrededores los sacerdotes
habían sido asesinados y los pueblos destruidos.
Jesús en el Santísimo Sacramento del altar es mucho más poderoso que todos los ejércitos o fuerzas de la policía unidos. La Eucaristía es Nuestro Señor Resucitado con todo el poder de Su Resurreción derramándose sobre todos los que se encuentran en Su Presencia Eucarística. Sus palabras hoy día tienen el mismo significado de siempre: "Animo. Soy yo. No temas!" (Marcos 5:50).
Si Ud. es un laico interesado en la adoración perpetua, hable con su párroco. Estaré muy contento de venir y dar un sermón en todas las misas y ayudar a organizar la adoración perpetua en su parroquia. Si Ud. es un sacerdote, le ofrezco toda mi ayuda para establecer la adoración perpetua en su parroquia.
Por medio de la adoración perpetua Jesús
desea abrir las compuertas de su amor misericordioso para inundar con él
al mundo tan lleno de problemas. Desea sanar al género humano tan
quebrantado. De otra manera continuará su llanto en espíritu
diciendo: "Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas
y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces quise juntar
a tus hijos como el ave a su nidada debajo de las alas y no quisiste! Se
os deja vuestra casa. Os digo que no me veréis hasta que digáis:
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! (Lucas 13:34-3ó).
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Si Ud. desea más material sobre la adoración
Eucaristica o si necesita ayuda para
empezar un programa de adoración perpetua en
su parroquia escribanos a:
P.O. Box 1701
Plattsburgh, NY 12901, U.S.A.
(518) 561-8193, Fax (518) 566-7103