Oh, Dios nuestro, creemos
que estás aquí. Te adoramos y te amamos con
todo el corazón
y el alma porque Tú, Señor, eres dignísimo de todo
nuestro amor. Queremos
amarte como lo hacen los Santos en el Cielo . .
. Llena nuestra alma
con tu Espíritu y tu vida, te rogamos. Penetra
completamente en nuestro
ser y poséenos por completo, para que nuestra
vida sea nada más
que el resplandor de Tu propia vida. Brilla en nosotros,
Señor, y permite
que Tu presencia en nosotros sea tal que todas las almas con
quienes tengamos contacto
puedan percibirte en nuestra alma. ¡Haz que
al mirar los demás
no nos vean a nosotros, sino sólo a Jesús!
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